Ricos y pobres pecadores
Freddy Sánchez martes 18, Abr 2017Precios y desprecios
Freddy Sánchez
Buen momento éste (con motivo de los actos de fe religiosa), no sólo para que los creyentes católicos, sino en especial los políticos y los ricos más ricos reflexionen sobre el significado de la palabra divina.
En uno de los sermones de estas fechas se decía en los púlpitos que el mayor pecado de la riqueza no es la riqueza misma, sino la conducta pecaminosa de los ricos.
Algo que los que ejercen el poder y se asocian con multimillonarios para obtener grandes fortunas con negocios privados en los que parece implícita alguna forma de corrupción, deberían pensar más a menudo.
Y no tanto porque les inquiete condenar su alma al fuego eterno del infierno por el balance malévolo de sus vidas en la tierra, (mintiendo y robando con desfachatez, por su habitual codicia y avaricia), sino porque cada vez más la condena terrenal para los malos gobernantes dificulta a los demagogos y corruptos conservarse en el poder.
Es verdad que tal cosa poco debe importarles a los que como “saltarines” van de un cargo a otro después de cada elección, mudando su ejercicio de una cámara legislativa a otra, de una presidencia municipal a las gubernaturas en sus estados natales para después postularse nuevamente como candidatos a diputados o senadores.
De modo que ser pecadores a la mayoría de los políticos les debe tener sin cuidado, inclusive a los que de un tiempo atrás salieron del closet de su fe religiosa y con frecuencia se les ve aparecer en las misas dominicales en distintos templos del país, incluyéndose en esta larga lista a los sedicentes devotos guadalupanos o solamente cristianos y hasta los ideólogos de ultra izquierda o dizque defensores de la separación de la iglesia y el estado laico.
Unos más, otros menos, la mayoría de ellos por su doble moral nulos practicantes de la palabra de Dios, dada su inclinación a usar la diestra para hacer la señal de la cruz y utilizarla también para repartir de mandarriazos con su conducta reiteradamente pecadora.
De otro modo, el pueblo los amaría por ser ejemplo de buenos creyentes, dando sobradas muestras de rectitud, amor al prójimo, respeto por la verdad, no desear a la mujer de otro, practicar la caridad, la piedad, la misericordia y la generosidad al dar de comer al hambriento, agua al sediento y auxiliar a los enfermos, entre otras virtudes teologales que entre políticos y ricos de este país en realidad suele verse muy de vez en cuando.
Felipe Calderón, el expresidente, en alguna ocasión se catalogó de un pecador estándar. Podría decirse pues de los que pecan, pero no tanto.
Como aquellos que han de pensar que no roban, pero se hacen ricos embolsándose buena parte de los hurtos de sus socios y subordinados; los que afirman que jamás han matado, fingiendo no saber de dónde provino una orden para asesinar a un enemigo o traidor; los que dicen verdades a medias para engañar con malas intenciones y en general quienes acostumbran ir a persignarse todos los días ante un altar familiar o a un templo para después seguir con su pecaminosa vida, en perjuicio del interés colectivo.
Quizás por eso se dice que los ricos, (y obviamente los políticos corruptos) no entrarán al reino de los cielos, pero no por ser ricos o políticos sino pecadores y declarados malandrines y en ese tenor lo mismo se podría pensar de los pobres, ya que si la riqueza en sí misma no es pecado, la pobreza por lo tanto, no significa una condición de pureza y virtud en la conducta humana.
De ahí que los que obren mal, mal les irá. Después de esta vida para los que crean que hay otra u otras y en particular en este mundo porque bien lo sentencia la palabra de Dios: ¡con la vara que midas serás medido!. Un mensaje religioso para ricos y pobres pecadores.